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[Propuesta realizada para una convocatoria para el Premio Azcuy – Edificio Donna Acqua]

Los fluidos recorren los diversos recipientes vítreos de RelojH, que atravesados por haces de luz, forman parte de un extenso dispositivo óptico que se presenta como una macro-joya compleja en el espacio. La imagen de las especies vegetales que se nutren mediante el mecanismo de la hidroponia se multiplica miles de veces en la corporeidad de cada esfera transparente y componen una sinfonía multicolor con preeminencia de los tonos verdes. 

Estas dimensiones sensoriales -que constituyen la condición superficial de la obra- enmarcan el núcleo más denso de la propuesta: la obra puede ser leída como un reloj. El tránsito de los fluidos, el crecimiento de las plantas, su transformación estacional e incluso su muerte conforman un testimonio sutil del paso del tiempo. La elección de las especies, su disposición, las agrupaciones, los tamaños, todo está cuidadosamente seleccionado para que la intervención evidencie el tránsito temporal, las sístoles y diástoles del ritmo vital, la musicalidad que emana de lo viviente. 

Se trata de una instalación que se extiende longitudinalmente en el espacio. Consiste en una estructura portante de piezas mecanizadas realizadas en acero inoxidable. Esta estructura-retícula contribuye con la disposición en el espacio de numerosos reservorios de vidrio interconectados por una red -también de vidrio- que evoca los alambiques. 

Por este sistema circulan fluidos que dan nutrientes a los vegetales que forman parte de la obra. El líquido es transportado a lo largo del sistema movido por un dispositivo de bombeo especialmente diseñado. El sistema se complementa con sensores que controlan todos los parámetros intervinientes: ph, temperatura, dbo, entre otros. Los componentes del sistema están a la vista e integran el lenguaje expresivo de la intervención.